Aunque los cupones parecen una herramienta de ahorro, en muchos casos generan compras innecesarias y te atrapan en un ciclo de consumo. Aquí explicamos cómo funcionan psicológicamente y por qué drenan tu dinero poco a poco.
Índice
1. La ilusión del descuento: cuando “ahorrar” cuesta más
2. La psicología de justificar las compras
3. La trampa del “solo por esta vez”
4. Por qué las empresas regalan tantos cupones
5. Cómo gastar con inteligencia sin depender de cupones
1. La ilusión del descuento: cuando “ahorrar” cuesta más
Cada sábado, un joven profesional llamado Alex recibe en su correo un cupón de “50% de descuento”. Normalmente no pediría pizza ni helado, pero la idea de pagar la mitad le parece irresistible. Al final del mes cree haber ahorrado 80 dólares gracias a los cupones, aunque en realidad gastó más de 200 adicionales.
El economista conductual Dan Ariely descubrió que la palabra “oferta” activa el sistema de recompensa del cerebro y reduce la capacidad de decisión racional. En otras palabras, creemos que estamos ahorrando dinero, cuando en realidad solo estamos pagando por una sensación de placer momentáneo.
Fuente: Dan Ariely, Predictably Irrational, HarperCollins, 2008; Knutson et al., Neuron, 2007.
2. La psicología de justificar las compras
Los cupones no solo reducen los precios: también cambian la forma en que racionalizamos el gasto. Por ejemplo, los programas de fidelización que prometen “compra 10 cafés y el 11 es gratis” hacen que los consumidores visiten el café más a menudo para “ganar” la recompensa.
Un estudio del MIT Sloan de 2017 reveló que los usuarios de cupones compran los mismos productos entre un 20 y un 40 % más frecuentemente que los que no los usan. El cerebro busca completar objetivos y recibir recompensas, incluso cuando eso implica perder dinero.
Fuente: MIT Sloan School of Management, The Impact of Digital Coupons on Consumer Behavior, 2017.
3. La trampa del “solo por esta vez”
Los cupones con tiempo limitado juegan con la urgencia y el miedo a perder una oportunidad. Imagina que recibes una notificación: “¡Solo hoy, 70 % de descuento en zapatillas!” No planeabas comprar zapatos, pero de repente sientes que no puedes dejar pasar la ocasión.
Según Harvard Business Review, las promociones de duración limitada duplican o incluso triplican la tasa de compras impulsivas. Expresiones como “solo hoy” o “última oportunidad” activan el FOMO (Fear of Missing Out, miedo a quedarse fuera), bloqueando la parte racional del cerebro.
Fuente: Harvard Business Review, The Psychology of Scarcity Marketing, 2021.
4. Por qué las empresas regalan tantos cupones
A diferencia de lo que muchos piensan, las empresas no ofrecen cupones para ayudar al cliente, sino para recolectar datos. Cada vez que usas un cupón, se registran tu horario de compra, tu ubicación y tus preferencias de producto.
Amazon, Starbucks y McDonald’s utilizan esta información para crear perfiles de consumo personalizados. Los cupones adaptados al comportamiento del cliente aumentan la tasa de conversión hasta cuatro veces más que los genéricos. En realidad, los cupones no son regalos, sino herramientas de marketing de precisión.
Fuente: McKinsey & Company, Personalized Marketing at Scale, 2020; Deloitte, Global Marketing Trends Report, 2022.
5. Cómo gastar con inteligencia sin depender de cupones
Ahorrar de verdad no significa pagar menos, sino no pagar por cosas innecesarias. Antes de usar un cupón, pregúntate: “¿Compraría esto si no estuviera en oferta?”
La asesora financiera Suze Orman afirma que “el verdadero ahorro nace del valor de no gastar”. Evitar las compras impulsivas es una estrategia de construcción de riqueza mucho más eficaz que coleccionar descuentos digitales.
Fuente: Suze Orman, The Courage to Be Rich, Riverhead Books, 1999.
Resumen y conclusión
Los cupones crean la ilusión de ahorro mientras aumentan el gasto y ceden tus datos personales a las empresas. Los consumidores más inteligentes no buscan descuentos, sino que establecen criterios claros sobre qué vale realmente la pena comprar. Ser rico no depende de encontrar más ofertas, sino de dominar el impulso de gastar.
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